Soneto XXXV (35)

No te aflijas más por lo que has hecho.
Espinas tienen las rosas y fango las fuentes de plata,
Nubes y eclipses manchan a la luna y al sol 
Y el odioso gusano vive en el más dulce botón.

Todos los hombres faltan, incluso yo en esto:
Autorizando con comparaciones tu error,
Corrompiéndome a mí mismo al salvar tu extravío,
Excusando tus pecados por más de lo que debo.

Al dar a tu sensual falta sentido
Tu abogado es quien te adversa
Y contra mí mismo un pleito comienza,
Una tal guerra civil entre amor y odio,

Que necesariamente en cómplice me convierto
Del dulce ladrón que de mí roba, agriamente.
.

Comentario:

Finalmente, la víctima se convierte en el abogado defensor de aquel que causa el daño. La dignidad va y viene. Quizás en algunos casos el daño es placentero. Es un asunto de poder, el poder del que domina y el sometimiento del dominado.
Algunas formas de esclavitud son psíquicas, tal como lo planteó en aquellos mismos años Étienne de La Boétie. De modo que los verdaderos causantes de la esclavitud serían los esclavos, no los esclavistas. La esclavitud existiría porque existen los esclavos.

Étienne de La Boétie

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