Soneto CVIII (108)

¿Queda algo en el cerebro para manchar en escritura,
Que no haya prefigurado para ti mi fiel espíritu?
¿Algo nuevo por decir, nuevo para registrar,
Que exprese mi amor, o tu querido mérito?

Nada, muchacho, sino que, como plegaria,
Debo decir lo mismísimo día tras día,
Llamando no viejo lo viejo: soy tuyo, eres mío.
Como cuando santifiqué tu nombre por vez primera.

Así este amor eterno en el fresco envase del amor
No se cuida del polvo ni de la injuria de la edad,
Ni da espacio a la necesaria arruga,
Sino que a la antigüedad, para siempre, hace su paje,

Encontrando la semilla primera del amor allí
Donde figura y tiempo lo mostrarían muerto.

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Higos, fresco Pompeya

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Sir Philip Sidney’s Astrophel and Stella, 1591
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Una respuesta a Soneto CVIII (108)

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